A LA ZAGA DE SU HUELLA, ANTOLOGÍA POÉTICA
DE BRUNO ROSARIO CANDELIER Y RAMÓN ANTONIO JIMÉNEZ
Como antología poética, A la zaga de su huella (1) recoge, con un lenguaje cargado de significación simbólica, los escritos de miembros destacados del Interiorismo tanto en nuestro país como en el extranjero. Nada es lo que es, sino que se presta a las innumerables posibilidades de la verdad.
Los poemas de esta antología son un canto a la naturaleza. El rocío, la primavera, el agua, las nubes, el trigo, la lluvia… no son meros fenómenos del ecosistema sino que se convierten en elementos reveladores de belleza sutil y lirismo sin ataduras. Aparece una connotación profunda de las cosas y de la interpretación de la vida: “Libre, entre los territorios del sueño, entreabro con los dedos terrosos, la vida”, afirma Pedro Zacarías en “Tiempos de luna”. “La flor es silencio; congregación de pétalos y aromas donde la vanidad cultiva sus alas”, atestigua Andrés Ulloa.
La temática se puede dividir en tres grandes asuntos:
1. El estrecho vínculo con la naturaleza que forma uno solo con el ser humano y el Universo. Es este uno con la tierra y con las cosas. Es esta relación un modo de vivir y de formar parte del mundo con conciencia de lo viviente y reconociéndose elemento convergente con todo lo demás:
El viento-fuego
Llegó a las casas, los bosques y el cielo
Tempestades secas
Con truenos y relámpagos
Sin gotas vivificantes
Perdido en el laberinto de las miradas
Me escapé adentro
Con asombro,
vi germinar la transparencia.
(Bogdan Piotrowski, “La luz que ciega”)
2. La relación del ser humano consigo mismo: sus motivaciones, sus miedos, sus esperanzas, sus anhelos. Es esta conciencia sobre la relación íntima con uno mismo que nos lleva a desarrollar la identidad y tratar de conocer nuestro verdadero ser:
Hoy quiero estar lejos de las cosas
Que me dicen que yo existo
Lejos de mis ojos por donde entró
gritando el color del universo
Lejos de mi rostro, mi memoria,
de mis pies que me alcanzan
Hoy quiero ser el otro,
El que observa, escondido en la nada,
Cómo se va muriendo el hombre.
(José Acosta, “Lejos”)
3. El vínculo con lo divino que le sustenta y le da alivio. El tema de Dios y la experiencia mística brotan como propulsores de la poética trascendente, así como la presencia de personajes divinos, fuente de compenetración entre el Creador y Creación. La figura del ángel resuella en autores como Rocío Santos, Carmen Compres y Pedro Gris, con rasgos místicos y metafísicos. Ese elemento místico los lleva a considerar su paso por la tierra como un camino para llegar a su propia casa:
Oh Mar, oh Padre mío, mío desde la noche, desde la sal
Desde la consumación de la blancura
Oh dicha de este hijo en tus noches extrañas
Donde se escuchan vuelos, donde el Padre medita
El abismo que acecha a todo hombre…
Y desde su meditación se elevan truenos.
(Pedro Gris, “Oda al padre”)
Los integrantes de esta antología conquistan con voz natural y humanizante una poesía de encuentro íntimo consigo misma. Se refleja el deseo de conectar con su esencia, de no complicarse la vida con cosas materiales ni banales. Un claro ejemplo se constata en Carmen Comprés, quien recalca la idea en PRESAGIO, de una felicidad como si tuviera estrellas en el pecho; canta y, aunque está sola, se siente acompañada cuando aprecia el amanecer:
Hoy desperté
Con estrellas en el pecho
Con un retazo de lluvia
Colgado en la ventana
Está sordo el viento
Y yo canto
(Carmen Comprés, “Presagios”)
Así, otros poemas rescatan la sensibilidad al entrar en contacto con las lluvias, los jardines, la noche, etc. La vida es una realidad que parte de lo divino, se desarrolla en un medio natural cosmológico y se vive con la esperanza de un retorno a lo celestial. La realidad pasajera, efímera, es necesaria para lograr una realidad trascendente y verdadera. Las imágenes de inspiración parten de la inmensidad de la naturaleza y los misterios de la Creación, como bien lo recrea Tulio Cordero en “Silogismo infantil”:
El mar es enorme
El caracol pequeño,
Mas, en el laberinto del caracol
Está toda la sinfonía del mar inmenso
Yo, que te contemplo,
Soy solo el caracol
De tus misterios.
(Tulio Cordero, “Silogismo infantil”)
Es el hombre un ser creado, enigmático, capaz de disfrutar de otras creaciones magníficas, pero también es capaz de crear porque es uno con el Universo. Somos el caracol en la inmensidad del Cosmos, pero cargamos todo el halo de fascinación como cualquier criatura del mundo.
No todo es quietud. La poesía revela en el alma incertidumbres, miedos, temores, pasiones. Como cuando se afirma: “Se desatan vendavales”, “La vida es triste y toda agua es espejo”. Sin embargo, no es una queja sin sentido, sino un reflejo de la condición humana que descansa su esperanza en el alivio del Padre. Así, como la expiación o la liberación de las ideas: “Pájaros de sombra liberados abren las puertas”.
Imágenes como la desnudez, significación de la liberación de lo que oprime el alma, sin ataduras; el tiempo, muestra de una existencia que se agota; el color azul, como tranquilidad y protección; los instantes del tiempo como amanecer, atardecer y noche se hacen eco de dimensiones infinitas y probabilidades perennes. A la zaga de Su huella, séptima antología poética delInteriorismo es sin lugar a dudas un magnífico testimonio del desarrollo intelectual y estético de los creadores que secundan y alientan el ideal espiritual en la literatura dominicana.
RITA DÍAZ BLANCO
XV Feria Regional del libro en Tenares,
Hermanas Mirabal, 14 de noviembre de 2015.
Notas:
- Bruno Rosario Candelier y RamónAntonio Jiménez, A la zaga de Su huella, Santo Domingo, Ateneo Insular, 2015.
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